sábado, 4 de febrero de 2012

Rafael Sanz Lobato

“He sido un cazador solitario”

Rafael Sanz Lobato, pionero del fotoperiodismo y el documentalismo antropológico, sale de su ostracismo para evocar una vida dedicada sin descanso a la fotografía.
Este fotógrafo sevillano ganó el Premio Nacional de Fotografía 2011.



Artista casi legendario entre la gran familia de los fotógrafos españoles, creador semiclandestino por culpa de mil y un avatares, Rafael Sanz Lobato (Sevilla, 1932) acepta salir de un ostracismo de años solo rasgado por el Premio Nacional que le fue concedido el año pasado “por su forma de contar la trasformación del mundo rural tradicional y su influencia en el fotoperiodismo contemporáneo”, según razonó entonces el jurado. Cristina García Rodero le reconoce como uno de sus grandes maestros. Él no duda en asegurar que ella es la mejor fotógrafa española del siglo XX. Pero mientras que la obra de García Rodero ha sido justamente reconocida y aplaudida, la suya ha sufrido un castigo de oscuridad tan severo como injusto.

Sanz Lobato vive solo en un tercer piso sin ascensor, lleno de goteras, del centro de Madrid. Es el mismo que ha ocupado durante las últimas décadas y en el que mantiene el estudio en el que ha retratado a una buena parte de la clase política española para lo que él llama sus trabajos de supervivencia. Con los dos ojos afectados por una enfermedad degenerativa, el fotógrafo se ayuda de unas potentes lupas y de un aparato instalado por la ONCE para leer y distinguir detalles de algunos de sus trabajos. Las paredes de su casa estás llenas de esas series realizadas a lo largo de su vida y que en muy contadas ocasiones han sido expuestas: la Semana Santa en Bercianos de Aliste, las viejas de las Hurdes, los toreros y los maletillas o las series más recientes, inspiradas en Man Ray o Morandi.

Las paredes de la casa están llenas de las fotografías de toda una vida
En ese ambiente de aislamiento profesional, que no personal, Rafael Sanz Lobato, republicano de izquierdas y sin pelos en la lengua, reflexiona sobre el olvido y relegamiento que su obra ha sufrido a lo largo de décadas. Mientras habla, con música barroca de fondo, fuma un cigarrillo tras otro de tabaco de pipa. “Moriré con un porrito de estos en la boca y tras haber cenado un buen plato de judías del Barco. Así me gustaría acabar”, dice.



Sin temor a exagerar, puede decirse que su obra se ha movido casi en las sombras de la clandestinidad. “Las causas son muchas”, explica. “En el fondo hay una sucesión de historias, todas desafortunadas. Mi primer conflicto fue en Arte Fotográfico, la revista que dirigió la vida de la fotografía española hasta 1980, único reducto para ver otro tipo de fotografía. En ella mandaba la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, en la que entré en los 1962 y no tuve más que desencuentros con personajillos como Gerardo Vielba [presidente de la Real Sociedad Fotográfica desde 1964 hasta 1992], que me vetó una y otra vez. La fotografía española ha estado siempre dejada de la mano de los dioses. Luego, en los 80 surgieron otros centros para ver fotografía creativa. Apareció EL PAÍS con grandes fotógrafos como Marisa Flórez, quien como yo, es de las que creen que hay que separar radicalmente lo profesional de lo creativo personal. Yo nunca hablo de los 25 años que he estado haciendo publicidad para el ministerio de Cultura, grandes almacenes o campañas políticas como la que hice para el PP”.



Me dieron el Premio Nacional a destiempo, aunque el dinero vino bien
En aquellos años, los fotógrafos llamados creativos solo se relacionaban a través de sociedades profesionales como la Real Sociedad Fotográfica. Se relacionaban entre ellos, y aspiraban a dar a conocer su trabajo en revistas especializadas. En Madrid, donde se formó, existía una auténtica Escuela. Dentro de ella, un grupo formó La Palangana (Paco Ontañón, Doncel, Massat, Cualladó, Paco Gómez) y otros La Colmena, grupo al que se sumó Sanz Lobato y que desde el primer momento llevaron la etiqueta de perdedores. “Nos consideraban un grupo de desharrapados sin obra... En el 71 tuve una bronca definitiva y me marché. Había entrado en la Sociedad en 1962. Llevaba diez años haciendo fotos, pero no me atrevía con el documentalismo. Me daba vergüenza. Tenía yo 30 años y solo había hecho fotos familiares. Algunos retratos, cositas. Pensé que al vincularme a los de La Colmena, todo sería más sencillo, pero no”.
Sanz Lobato descubrió su fascinación por la fotografía documental en las revistas extranjeras que le mandaba un primo suyo. Quería hacer lo mismo que veía en esas páginas en blanco y negro, pero se sentía incapaz de romper la intimidad de un mundo ajeno al suyo.
Le daba auténtico pánico. Se moría de vergüenza solo de pensar en ponerse delante de ellos. Por eso se aproximó a los integrantes de la Real Sociedad Fotográfica, donde algunos cogían sus coches los domingos muy temprano y se iban a los pueblos próximos a Madrid: Chiloeches, Chinchón... “Pregunté y me dejaron ir con ellos. Éramos ocho en dos coches. Los dejábamos en las afueras para no romper la estética interior. Nada más aparcar salieron todos disparando sus cámaras como locos. Me quedé pasmado. Estupefacto. Creo que llevaba una Reflex. Me fui despacito hasta donde había unos niños a los que mis compañeros estaban friendo a fotos. Luego vi que hacían lo mismo con dos ancianas y me quedé perplejo. No había que pedir permiso y a la gente no parecía importarle. Todo el pánico que tenía larvado en el cerebro se me fue de golpe. Me liberé y empecé a trabajar con normalidad. Al poco me compré mi primer 600 y ya podía irme solo yo por los pueblos”.



Nunca le gustó la fotografía urbana porque le desagradan los coches y el asfalto. Hizo sus primeras fotos atraído por los libros sobre fiestas y tradiciones que entonces empezó a publicar el Ministerio de Información y Turismo que inventó Manuel Fraga y él consiguió que le reconocieran algunos trabajos.
“Yo entonces era fotógrafo de fin de semana y a diario trabajaba en una empresa americana de aparatos de compresión. No trabajábamos los sábados y a primera hora cogía mi coche, mi dos nikons compradas a plazos y elegía un sitio del mapa: los caballos de Galicia, los toros de la vega... y ahí empezó mi documentalismo antropológico. Era el 72, el año en el que compré el coche. Un fin de semana hacía las fotos y otro las revelaba. Fueron 15 o 16 años frenéticos, disfrutando muchísimo y trabajando más”, relata.

Pese a estar entonces casado y ser padre de dos hijos, su familia no le acompañaba nunca por esos viajes de la España profunda. El documentalismo es un acto solitario. Cuando íbamos todos los fotógrafos juntos no funcionaba, porque todos teníamos las mismas fotos. Y a la familia no me la podía llevar porque me hubieran distraído. ¿Esa devoción por la fotografía no le creaba tensiones con su mujer? “Pues no sé. Lo cierto es que ahora estoy solo y he tenido cinco parejas”.

La gente de los pueblos de la España de entonces le recibía con amabilidad. Nunca tuvo ningún percance. Le permitían que hiciera sus fotos sin pedir nada a cambio. Y jamás les daba indicaciones. “Nunca he manipulado ni alterado lo que estaba ocurriendo. Se nota. Lo huelo a tres kilómetros. Cuando veo fotografías en las que percibo esa manipulación, me enfado muchísimo. Y lo veo muchas veces”.



Los impedimentos físicos no le restan entusiasmo. Su última excursión le llevó a a Piornal, al noroeste de Cáceres a la fiesta del Jarramplas. “Es una fiesta de origen remoto en la que se trata de castigar al ladrón de ganado, el Jarramplas. La costumbre, que persiste, era tacarle con nabos. Jarramplas sale con una prótesis que pesa 43 kilos, una máscara de resina de 11,5 kilos. Lleva protección en muslos, brazos, tobillos. Le lanzan nabos con tal intención asesina que el Jarramplas tarda más de 15 días en recuperarse de las magulladuras. El tema es que ya no puedo salir a darme esos trotes”.
Con cierta amargura, reconoce que fue el más sorprendido cuando le dieron el Premio nacional de Fotografía. “No me lo esperaba. Me lo han dado tarde, a destiempo. Todo el mundo me decía ‘qué bien, menudo premio’. La verdad es que no. Mi premio fueron los 15 o 16 años durante los que estuve haciendo fotografías por los pueblos. Ese momento en el que descubres una situación o una persona que es justo lo que estabas buscando, es un momento impagable. No hay nada igual. El premio me ha dado un dinero que me ha venido muy bien. Pero si no me lo hubieran dado, pues no habría pasado nada de nada. Yo no busco reconocimiento. No soy nada ambicioso. Cristina (García Rodero) me aconseja que me deje querer, que exponga, que no sea tan salvaje”.

Artículo de Ángeles García en el País

sábado, 22 de octubre de 2011

Los carpinteros en el Baluard

Handwork-constructing the world exposición de Dagoberto Rodríguez y Marco Castillo (Los Carpinteros)



Una cama que parece un scalextric, una bañera con forma de portaviones, un muro en el que acaba de impactar un misil y mesas de dibujo cubiertas de agua. Dagoberto Rodríguez (Caibarién, 1969) y Marco Castillo (Camagüey, 1971) son Los Carpinteros y muestran en el Museo Es Baluard la exposición Handwork-Constructing the World.



La muestra gira alrededor de cuatro esculturas de grandes dimensiones e instalaciones: Cama (2007), un lecho entrelazado con la forma de lo que aparenta un pretzel o bien una autopista que evoca al ámbito psicológico del sueño y los sueños. Portaviones (2005), una piscina en miniatura, adopta la forma de un portaaviones, complicando las expectativas de funcionalidad y utilidad, ocio y guerra. Espejos de Agua (2001) consiste en una serie de antiguas mesas de dibujo cubiertas de agua, de modo que ésta refleja la luz eléctrica de un grupo de lámparas de escritorio, creando un instante precario donde el papel y la materia se convierten en licuefacción y reflejos efímeros.



Frío Estudio del Desastre o Show Room(2005) es una precisa reconstrucción de un muro penetrado por un misil, una imagen congelada del momento de la explosión que resulta una escena extraña a ojos del espectador.Fragmentos de pared, cascotes, fragmentos de vidrio y mobiliario suspendidos en movimiento estático.


Imagen de REUTERS / Enrique Calvo

Además, una serie de acuarelas de grandes dimensiones muestran la compleja relación entre dibujo y objeto, diseño y escultura en su obra además de su amplio abanico temático y de manipulaciones conceptuales. Estas acuarelas son, en muchos casos, anteproyectos de esculturas o instalaciones.


LOS CARPINTEROS. HANDWORK – CONSTRUCTING THE WORD (15.10.2011 - 22.01.2012)
Baluard Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma.
Plaza Porta de Santa Catalina 10.

sábado, 30 de julio de 2011

La censura y el fanatismo como marketing en tiempos de crisis

La exposición Camerinos y la escultura de los dioses vettones



¿Quién conocía la fotografía del actor Asier Etxeandía de Sergio Parra? Pues, en principio, los afortunados que se acercaran a Mérida durante el Festival Clásico y pasaran por la exposición Camerinos. Y ¿la escultura de los dioses vettones Ataecina y Vaelico de Fernando Sánchez Blanco, instalada en Arenas de San Pedro (Ávila)? pues los vecinos y los visitantes del lugar. Esto era así hasta ayer, 29 de julio, cuando todavía no se había puesto en marcha el marketing del fanatismo y la censura, gracias al que ambas imágenes han llegado al gran público.
En una suerte de promoción indirecta, la imagen de Asier Etxeandía y la escultura ‘El baño de Ataecina’ retiradas, una de la exposición y la otra de la plaza del Ayuntamiento de Arenas de San Pedro, circulaban estos días por Internet, instalándose de rebote en las miles de plazas virtuales que son las redes sociales.
Tras recibir `numerosas quejas` la Junta de Extremadura ha considerado que la foto de Etxeandía "atenta contra los cristianos". Y la escultura, según el equipo de Gobierno de Arenas de San Pedro, se sitúa en un sitio ‘inapropiado, al lado de la iglesia y “a la vista de los niños que juegan en la plaza”. En una época en la que todo parece estar inventado me pregunto ¿no les habrán llevado los escasos presupuestos de cultura a promocionar el arte a través de la censura? Si es así, los felicito. Lo han conseguido. Pero sospecho que la maniobra no iba en esa dirección y me inquieta.
La foto de Asier Etxeandía formaba parte de Camerinos, una muestra que reúne medio centenar de retratos de artistas que se han dejado fotografiar antes de salir a escena. La exposición de Sergio Parra busca reflejar el teatro por dentro, lo que sucede antes de la representación.
La escultura de Sánchez Blanco, una fuente que recrea las figuras de los dioses de la mitología vettona Ataecina y Vaelico es, según su creador, “un homenaje a la cultura de nuestros ancestros y a su profundo respeto por la naturaleza”. Pero el alcalde de Arenas de San Pedro, dice que la medida estaba incluida en el programa electoral del PP y que se retira porque se encontraba en un sitio “inapropiado”.

jueves, 30 de junio de 2011

Waste Land

Lixio Extraordinario



El documental Waste Land de Lucy Walker relata el viaje del artista Vik Muniz a Jardim Gramacho, el mayor basurero del mundo, situado a las afueras de Río de Janeiro. El artista convivió con las personas que tienen en este espacio su modo de vida y junto con ellas creó una serie de obras de arte, que después se vendieron en casas de subastas londinenses.

Conseguir que la basura se convierta en arte

El gigantesco vertedero Jardim Gramacho es, a primera vista, un lugar de pesadilla. Enormes montañas de basura adornan tétricamente el enorme territorio, en el cual miles de personas luchan por sobrevivir día a día recogiendo desperdicios reciclables que puedan cambiar por dinero para subsistir. Pero una vez más, en medio del peor de los infiernos la esperanza surge para demostrarnos que sí, que otro mundo y otra sociedad son posibles. En este caso ha sido el arte contemporáneo el detonante de la “revolución”. El artista Vik Muniz aparece en el documental “Waste Land” (“Lixio Extraordinario” en portugués) durante un periplo de tres años que le lleva desde Brooklin (su lugar habitual de residencia) hasta Río de Janeiro. El objetivo, desarrollar un proyecto personal: conseguir que la basura se convierta en arte, y que, además, sirva para mejorar la vida (y la autoestima) de miles de trabajadores del basurero. En el documental se muestra al recogedor de basura no sólo como una figura marginal que está en una ocupación alternativa, sino como una clase de trabajador con potencial de organización.
Si la parte estética de la película y las imágenes que muestran cómo se hace una obra de arte con basura son excelentes, también lo es la vuelta de tuerca que se le da a la mejora de las condiciones sociales. Los “catadores” (recogedores de basura) se convierten en trabajadores, y no en mendigos o desposeídos. Porque, realmente: ¿no es cierto que es un trabajo digno recuperar lo aparentemente inservible para darle una nueva vida? Precisamente uno de los protagonistas de la cinta es Tiao, un trabajador del vertedero que, en palabras de Muniz, “muestra al recogedor de basura no sólo como una figura marginal que está en una ocupación alternativa, sino como una clase de trabajador con potencial de organización", explica.

Tomado de Talentyart



Gakería de imágenes

sábado, 18 de junio de 2011

Elena Asins Fragmentos de la memoria



"Cultivad la ciencia de los números, porque nuestros crímenes no son más que errores de cálculo". La exposición retrospectiva de Asins, en la que podrán verse obras desde los años sesenta hasta la actualidad, se abre con esta sentencia de Pitágoras.



Las primeras obras de Fragmentos de la memoria se remontan a finales de los años sesenta, cuando se llevan a cabo los primeros seminarios de Generación Automática de Formas Plásticas en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, una experiencia pionera en España de incorporación de las computadoras a los procesos artísticos.

Elena Asins (1940). Artista, escritora y crítica de arte
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Fragmentos de la memoria
14 de junio – 31 de octubre de 2011
Museo Reina Sofía. Edificio Sabatini. 3ª Planta
Organización: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisario general: Manuel J. Borja-Villel

martes, 14 de junio de 2011

Willi Baumeister

Pinturas y dibujos en el Museu Fundación Juan March (Palma)




La muestra exhibe 50 pinturas y 25 dibujos realizados entre las décadas de 1910 y 1950 y que ofrecen una visión de la creación artística de Willi Baumeister, una de las figuras más relevantes de las vanguardias en Alemania.

La creación artística de Willi Baumeister se desarrolló en grupos de obras temáticamente relacionadas entre sí. Destacan dos ciclos, uno dedicado al pintor y a la modelo y el otro al deporte; ambos temas están muy en consonancia con el espíritu de las vanguardias contemporáneas y con el momento histórico que le tocó vivir, el ambiente y la cultura de la República de Weimar. En efecto, en las décadas de los 20 y 30 el arte “descubre” el mundo del deporte y su cultura. Baumeister, inmerso en la investigación de las posibilidades de representación del cuerpo humano en movimiento, lo incorpora a su universo iconográfico.



Con frecuencia Baumeister representa también su propio atelier, un gesto relacionado sin duda con sus reflexiones sobre la identidad del artista, reflexiones que recogerá en su ensayo Das Unbekannte in der Kunst (“Lo desconocido en el arte”, de 1947), y en otros muchos textos, algunos de los cuales se vierten por primera vez al español en el catálogo de esta muestra.

En la evolución de su trabajo artístico, el lenguaje iconográfico arcaico habría de jugar un papel esencial: sus composiciones con arena de los años 30, inspiradas en las pinturas rupestres de Valltorta (España), muestran una gran fidelidad a la naturaleza al mismo tiempo que un avance hacia la abstracción, con figuras que se convierten en signos y en grafías, reforzando así su carácter simbólico.

A partir de 1933, Baumeister se ve inmerso en polémicas extra-artísticas y, víctima de una campaña de prensa, acaba engrosando la lista de artistas y de arte “degenerado” elaborada por las autoridades nacionalsocialistas. A pesar de ello, Baumeister sigue trabajando e investigando, y su obra, inspirada por la idea de un arte que se adentra en lo desconocido y descubre lo nuevo, acabará por traspasar definitivamente los límites del naturalismo. En 1947, parte de su investigación tomará fo forma en Das Unbekannte in der Kunst, donde, además, se pone de manifiesto la vocación docente del artista, partícipe, en este sentido, de los principios de la Bauhaus.



La exposición WILLI BAUMEISTER (1889-1955). PINTURAS Y DIBUJOS, en el Museu Fundación Juan March hasta el 10 de diciembre.

domingo, 10 de abril de 2011

Encuentro Latinoamericano de Muralismo en Cosquín




Numerosos artistas participaron en el Encuentro Latinoamericano de Muralismo Cosquín 2011. Sus paredes y tapias han servido de lienzo para contar la historia y la 'otra historia'. Participaron Gisel Estefania (Buenos Aires), Laura Londoño y Florentina Aramayo (Colombia), Jairo Robinson y Leonardo Fernández (Perú), José Antonio Villena Sierra (Ecuador), Gustavo Baldovino De Cesare y María Claudia Ríos Sosa (Uruguay), Leonel Do Rosario, Abraham Sanabria, Unai José González (Venezuela),José Emilio Pacheco Vega, Cristina Pérez Alcocer, Edam Juan Carlos Garces y Cristóbal Flores (México), Susana Velasco, Iván García y Paola Mikiej (España), Josan Cardinal, Cristian Brossard, Carlos Domínguez y Carolina Luqué (Cosquín).

Para ver los trabajos web del encuentro
Blog De muchos colores de Susana Velasco.